Luchando contra la nada dejé abandonada la ilusión de vivir
La ilusión de cada día
Cuando luchas contra la nada, siempre vas perdiendo, pero nunca has perdido del todo.
No sabes a lo que te enfrentas, pero sientes que tienes que luchar; que no debes abandonar por mucho cansancio que se acumule tras tu espalda, por muchas lágrimas derramadas aún mantienes la esperanza.
Esa esperanza a veces mata. Yo, personalmente, prefiero el realismo, objetividad ante los problemas, ante las dudas.
La esperanza puede llevarte muy lejos, pero no traerte de vuelta
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