martes, diciembre 20, 2011

El no entendía nada, mas asentía con frialdad ante la atenta mirada de su novia. Abrían y cerraban bolsas sin cesar. Ella no sonreía, no miraba, ni tan si quiera pensaba en lo que estaban haciendo. Se dedicaban a encerrar recuerdos bajo plásticos para desenterrarlos con los años.
El la amaba con todo su corazón. Sus manos hubieran recorrido miles de veces su torso, sus perfectos pechos, la curva de su cintura hasta llegar a sus piernas, piernas dibujadas en un lienzo con aroma de seguridad. 
El hubiera dado la vida por ella, sin pestañear. 
Cada suspiro iba dirigido a su voluntad. Sudaba por refrescarla en los días de calor y vivía en una continua hipotermia de amor.


Estaba loco, también por ella.

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