Aún me parece imposible de creer, a pesar de las circunstancias no he podido asimilar del todo estos cambios repentinos en el orden de mi vida. Aparecen y desaparecen como si se tratase de pequeñas estrellas, que desde lejos intentan hacerme llegar su brillo. Con toda la esperanza en una mano pero los ojos repletos de lágrimas contemplo una figura , un cuerpo, una persona, alguien que como yo nunca ha entendido de que se trataba el paradigma de la vida. Que siempre se planteó demasiadas preguntas sin resolver, a las que dio por su cuenta una propia interpretación. Te echo de menos más que nunca antes. Y no por tiempo , ni distancia. Te echo de menos junto a mi, apoyándome como sueles hacer, sonará egoísta por mi parte pero no te puedes ir porque te necesito. Porque te quiero, y sobre todo porque sin tu ayuda no sería capaz de soportar tu marcha.
Me siento tan incómoda en tu casa sabiendo que no me pasaré la noche en vela viendo películas, o jugando a juegos de mesa con nuestras propias normas. Bueno, tus normas en realidad, yo nunca tuve suficiente imaginación como para crear desde la base unas nuevas técnicas y tácticas de juego. Yo , que de ti aprendí y absorbí cada palabra como si se tratase de una esponja, que siempre creí en tu consejo, en tu palabra y en cada una de tus afirmaciones. Mucho de lo que soy te lo debo, te debo quizá esta complejidad tan difícil de entender que me hace sentir especial en los brazos de la simplicidad del día a día. Te debo también esta forma de escribir, no se si buena o mala, pero te la debo. La capacidad de expresar como me siento mediante un afluente infinito de palabras. Expresiones, idiomas, interés , cultura...; ojalá estuviera escribiendo esto para cualquier otra persona. Ojalá lo estuvieras escribiendo tu para mi, porque por lo menos así estarías bien, sentado en tu silla giratoria , agobiado por estas paredes amarillas que parece que te atrapan cuando más intentas evadirte. Envuelto de recuerdos, de memorias que ahora mismo hierven en mi mente. Casi como un fuego que me hace temblar de frío ante la idea de no volver a vivirlas. Casi como una película de terror ,de esas que no soportas, de esas que veías por mi.
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