Aprender a vivir viajando no es una tarea fácil. Los episodios se suceden y el miedo a despegar se inserta en los poros, pues dejar atrás un contexto en el que has sido feliz suele acarrear nuevos retos. Aparecen expectativas ya enterradas y nuestra personalidad, renacida, trata de hacerse hueco entre viejas glorias.
Decir adiós es valorar, es colocar en una balanza las certezas y poner a prueba los sentimientos.
"Si no te da miedo, hazlo; y si te da miedo, hazlo con miedo".
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