lunes, abril 09, 2012

¿quien dijo que los cuentos no estaban basados en historias reales?

Ella aún se sobrecogía cuando sus respiraciones se situaban en el mismo compás, seguían una canción que juntos habían ido inventando, un estribillo arrítmico que les hacia esforzarse para tomar aire justo antes de cantar las partes difíciles de la sutil melodía. Aunque cupo la posibilidad de que solo compusieran una única canción, esta fue descartada desde que se miraron fijamente, pupila a pupila, y decidieron que las notas musicales les pertenecían solo a ellos. Que si querían podrían componer miles de pistas, inolvidables álbumes repletos de melodías. De sabores mágicos, olores intensos y toda la dulzura acumulada en un suave apretón de manos por debajo de las sábanas.Como la borra del café acaba destartalada, húmeda y vacía de sabor, como la lluvia para y deja los campos encharcados pidiendo a gritos un poco de rocío que termine de suavizar la temperatura. Al igual que un niño llora al perder su chupete, y es la personita más feliz del mundo cuando al fin lo encuentra. Exactamente como ellos se quieren y se necesitan. Justo del mismo modo en el que el azúcar es revuelto por la cuchara en un vaso caliente de chocolate. Esa casi drogo dependencia que están cercanos a sentir y que sin tener idea alguna puede terminar por llamarse felicidad. 

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