La chica más lunática de la escuela hacia años que había decidido no inmiscuirse más allá de lo necesario en actividades extra escolares. El club de animadoras o el equipo de voleibol no conseguían llenar sus expectativas sobre lo que sería una adolescencia completa al 100%.
Comenzó haciendo amigos que, como ella, huyeran de los grandes grupos de gente, de las masas sedientas de nuevas noticias con las que ir royendo de un queso repleto de agujeros negros.
Se consideraba una incomprendida más entre tanta multitud, sin embargo sabía auto apreciarse y se había percatado de una gran diferencia con el resto de compañeros de su instituto. Ella nunca intentó formar parte del total; de la suma ilógica de caracteres que componían un singular marco de mezcla de culturas, opiniones, clases sociales y miedos.
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