Dicen que solo se valora lo que se tiene cuando se pierde. Cuando hace frío, queremos que vuelva el verano y cuando llega el verano hace demasiado calor y añoramos el invierno. Pues bien, quiero que seas mi primavera. Esa estación en la que nos enamoramos, en la que las flores están relucientes y dan ganas de salir a bailar al atardecer. Quiero que seas mi puesta de sol y mi luna llena. Quiero dormir contigo en mis sueños. Quiero soñar despierta con verte de nuevo. Tú, que sueles leer esto una o dos veces por semana, debes saber que me das ganas de sonreír todas las mañanas por el mero hecho de existir. Debes saber que la distancia no son más que números , igual que las horas, los días o los meses. Y ¿te cuento un secreto? los números los inventó el ser humano. Así que si nosotros los inventamos, nosotros podemos con ellos.
Los problemas siempre van a estar ahí, cuando no vengan de fuera vendrán de dentro. Pero siempre estarán, nosotros decidimos cuando nos dejamos vencer y por qué. Nosotros decidimos si vale la pena luchar. Nos equivocamos continuamente y mientras más nos equivocamos más aprendemos. Más aprendes de mis lágrimas que de mis sonrisas, y bien sabes tú que cada una de ellas están dedicadas a ti. Y es que cuando paso tiempo contigo me doy cuenta de que el amor no es tan traicionero como pensaba, ni tan egoísta, ni tan cruel. Cuando paso tiempo contigo se para el mundo y solo existimos tu y yo.
Nunca nadie me ha besado como lo haces tú, no se cuantos besos habré contado pero entre el primer y el segundo millón te llevaste con ellos mis ojos, mis labios, mis manos y mi corazón y desde entonces no veo a otro en mi vida que no seas tú, no quiero besar otros que tus labios ni acariciar otra que tu espalda. Desde entonces y hasta que tu decidas que sea así, te querré solo a ti.
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