domingo, diciembre 18, 2011

Mary Jane

Se levantaba a diario con una sonrisa de oreja a oreja, su pelo, negro como el carbón y fino como la seda , recogido en un improvisado moño. Saltaba hasta el baño para deleitarse con un baño de 25 minutos, frente a los 30 que tenía para prepararse. Dos buches de té y se encontraba en la calle, corría más que caminaba , cuesta abajo. Se sienta tras el conductor, se siente más segura, nadie la mira al pasar. Llega su parada y , como siempre , se despista y acaba pidiendo al conductor que pare metros más adelante.
Sube las escaleras con sus tacones implacables. Suspira, cierra los ojos y se da ánimos a sí misma. 
Para Mary Jane, cada día no es un día más, sino un día menos. 

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