Hacia ya sus buenas semanas que no dedicaba un poco de mi tiempo a refrigerar mi mente, a congelar mis recuerdos para escribir durante unos minutos, a veces minutos más largos otras veces más cortos, en este huequito de mi mente que he conseguido ubicar en Internet.
Supongo que esta ausencia se debe, en parte , a que comienzo a estar más centrada en lo que quiero. A que las estúpidas mariposas ya no me llevan hasta bordes de precipicios con caídas infinitas. No se cuando pudo darse este cambio, la vuelta a la rutina, a dejar de valorar lo que durante años tenía sentido para mi.
A pesar de esto echaba de menos mi, quizá , diario personal , donde escribir las metáforas más traviesas que soy capaz de imaginar , que se cuelan por la mente impidiendo el ser entendidas por personas menos complicadas que yo.
Después de la tormenta la calma, después del invierno la primavera. Así una y otra vez, parece que no acabará nunca. De golpe se rompe, se cae todo, entiendes que tu primavera mental puede durar eternamente y que las flores se pueden dibujar aplicando un poco de imaginación a las estalactitas de cada día.
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