lunes, marzo 19, 2012

dust in the wind

Caídas y diferentes maneras de levantarme que aprendí sin tenerte a mi lado. Un día quisiste desaparecer y yo no tenía la suficiente potestad como para exigirte que siguieras a mi lado, que me apoyaras y me ayudaras a crecer. Ni si quiera fui capaz de decirte que me quisieras, aunque fuera por mera condición filial.
Diría que te echo de menos, pero no es así; no se puede echar de menos algo que nunca se tuvo. Aqui sentada se me saltan las lágrimas cuando intento entender la situación. Es algo tan absurdo e ilógico que mi mente se resiste a creer.
Dicen que todos necesitamos referentes, personas que con cariño nos alienten a encontrar quiénes somos entre la muchedumbre, no tiene que ser necesariamente una familia grande y cargada de amor. Basta con unos padres que deseen de verdad lo mejor para sus hijos. Supongo que no estoy en posición de quejarme pero me hubiera gustado una palmadita en la espalda cuando me resbalaba mientras jugaba, alguien que me limpiara las heridas y me explicara que tras la lluvia el suelo se vuelve resbaladizo.
Si supieras cuantas veces  esperé hasta dormirme de madrugada que aparecieras de nuevo por casa, que me dijeras que me querías más que a nada en el mundo y me dieras un beso con tu barba ,que siempre me hizo cosquillas en el mentón. Me siento tan estúpida diciendo todo esto que ni si quiera soy capaz de cerrar los ojos y mirar al pasado, girar la cabeza y recordarme porqué debería odiarte. Tener todas esas imágenes ,que rozan la crueldad , presentes en mi mente. Así no cometería de nuevo uno de mis mayores errores, pensar que todo el mundo es bueno, pensar que todo lo que hiciste fue por necesidad y no por capricho. Pensar que mientras mi madre lloraba tu recordabas que tenías una niña echándote de menos sentada frente a la televisión esperando a que le contarás un último cuento antes de meterse en la cama.

Aunque nadie me crea necesito algo, algo que me quite todo esto de dentro, porque por mucho que escriba nunca voy a poder terminar de sacar todo lo que siento. Ojalá pudiera entender que es exactamente eso que siento , en qué parte de mi corazón está ese vacío emocional que nunca intentaste llenar. Ni lo intentarás por muchas indirectas que te lance. Y lo peor de todo esto es que me sigo sintiendo culpable cada vez que te nombro, cada vez que me preguntan por ti en clase, entre mis amigos, en las reuniones familiares... cada vez que alguien dice “mi padre me llevó a..“ . Que infantil soy, que estúpida , sigo siendo la misma niña que deseaba una cena con sus padres juntos por Navidad. La misma que necesita ver una foto del último viaje a la que la llevaste para pensar que tengo un padre que me quiere, que me necesita como yo a él.
Ya no se ni que estoy haciendo , debería dormirme y dejar de pensar en algo que dejó de tener remedio hace ya muchos años. Sin embargo una vez más quiero un abrazo tuyo, con ese olor a café y espuma de afeitar que tenías cuando me despertabas con un “buenos dias preciosa, es hora de irse al cole“ , ¿crees que no me acuerdo? porque si que me acuerdo, aunque haga casi 9 años que no me das un beso de buenos días, me seguiré acordando toda la vida de que algún día fui tu princesita, a la que quisiste proteger de todo lo malo, a la que custodiabas en un castillo construido a base de arrumacos y caprichos infantiles.

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