jueves, abril 19, 2012

como el pastor borracho y las ovejas ciegas

Se oyen pasos al fondo del pasillo, el parqué de toda la casa se estremece como si por fin se hubiera desperezado tras un crudo invierno descansando del ajetreo de idas y venidas de familias de turistas deseosas de trotar la pequeña villa en busca de experiencias campestres totalmente diferentes a la tediosa rutina de la ciudad en la que se verían de nuevo embargados al regresar a casa.
Las luces del salón se encienden de golpe, un chico joven abre las ventanas y el aire fresco comienza a invadir el espacio. Los muebles recubiertos con una sábana blanca para evitar su deterioro son desnudados vilmente y expuestos a los últimos rayos de sol , que entraban por la ventana.
Se respiraba una mezcla de humedad y restos de resina procedente de la madera del techo, era un aire cálido y familiar que invitaba a sentarse en los anticuados sillones a tomar un té helado mientras los jóvenes jugaban en el lago situado a pocos minutos de la casa. Decidido, debían comprar esta casa, aunque claro , ahora no era el mejor momento. Grant se concentró en ir sacando el voluptuoso equipaje del coche para asentarse en su nueva morada temporal.
Grant nunca fue más alto de lo normal, ni más fuerte , ni si quiera más guapo. Era difícil encontrar algo que destacara en su metro sesenta decorados con una musculatura propia de quien solía hacer deporte en la juventud. Su piel era oscura, al igual que la de su padre, pero tenía un matiz europeo que sus antepasados hubieran envidiado durante la segunda guerra mundial.
Por fin Grant había encontrado una casa para dedicar a su trabajo, su exhaustiva búsqueda.
Tenía consigo los libros que había ido recolectando a lo largo de los dos últimos años. El registro civil, aunque poco podía aportar la información que allí estaba recogida; incluso se molestó en buscar uno de los múltiples arboles genealógicos de los que su padre siempre presumía, a pesar de que tenía muy claro que no le serviría de mucho.
Estaba decidido a encontrar su propia identidad, a averiguar qué clase de alma hostil pudo dejar a su madre embarazada entre barracones y fosas comunes para después abandonarla a su suerte.

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