Algún día dices, nunca más. Pero ese nunca se convierte en un siempre, ese más en un quiero más.
Las heridas que se abren con un cuchillo se cierran con puntos.
Terminamos con miedo de los cuchillos y nos alejamos de los puntos por miedo a que no sean más que simples cuchillos.
A veces las heridas duelen tanto que solo queremos que se sequen al sol, aunque quede cicatriz, solo queremos que desaparezcan. Nos cerramos en banda ante cualquier otra posibilidad, durante un tiempo somos impenetrables, cerrados, matemáticos.. fríos y calculadores.
Sin embargo un día las capas de cemento que hemos ido colocando empiezan a derrumbarse por una sonrisa, un paseo por la tarde se convierte en el mejor plan y poco a poco olvidamos que una vez tuvimos sangre, olvidamos lo que duele hacerse una herida.
Volvemos a ser frágiles, ilusionados , expuestos a los cuchillos. Volvemos a ser felices.
primera entrada desde madrid.
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