Vas llenando tu cabeza de cosas vacías de sentido. Inflas
globos de aire para intentar lanzarlos contra los problemas. Es entonces cuando
ves que estás cambiando, todo lo que está a tu alrededor es nuevo. Tu mente se
abre y sientes como cada día eres más tú y menos el que creías ser. Abres los
ojos una mañana y no eres capaz de reconocer aquella bicicleta ya oxidada con
la que vivías aventuras cada noche. Tus
huesos se han vuelto resistentes a los golpes, has ganado energía para aguantar
los gritos dentro del pecho y dignidad para levantarte del suelo después de
cada paliza.
Llegan las diez y dejas tu mente volar. Separas tus
sentimientos de tu alma y te dejas llevar en un vals de gritos que se alarga
hasta media noche. Dejas de preguntarte el por qué y pasas a asentir después de
cada insulto.
Solías pintarte las uñas al despertarte, ducharte y
maquillarte. Era tu ritual para curar con mimo todas las heridas de la noche
anterior. Primero abrías el agua caliente hasta que volvías a sentir que
estabas viva. Dejabas que inundara tu boca para después escupir como si
quisieras echar todo lo malo de tu vida en una bocanada de aire. Respirabas
hasta marearte, cerrabas los ojos y volvías a ser esa princesa del norte del
país de los sueños. Aprendiste a entender que como tú nadie te va a querer.
Unas flores en el trabajo acompañadas de un paquete de tiritas y un descuento
para la próxima ambulancia. Una invitación a morir lentamente, un veneno que te
consume por las noches. Tenías tu dosis de arsénico de postre.
Te amaba con más locura de la que el amor mismo puede
soportar. Cuando dejas de amar, cuando dejas de sentir y pasas a necesitar.
Amar y matar solo se diferencian en una letra y el límite de la realidad está
donde lo quieras pintar. Pudiste entenderlo todo, pudiste romper las barreras
de una vida normal y pasar a vivir su vida. Pudiste entregar cada una de tus
sonrisas a sus golpes, tenías la ilusión para cambiar el mundo y una sola
persona cambio toda tu vida. Te arrancaron hasta la última gota de felicidad mientras
te intentaban convertir en la reina de la nada. No quedaban vendas con las que
tapar tus ojos. Cerraste tu vida con cera caliente y un beso de buenas noches.
Te envolviste en una manta eterna de protección, te protegiste de ti misma
durante años. Ahora tienes que protegerte del recuerdo de tu escudo.
Ahora que sabes con el fuego no se puede jugar tienes que
aprender que el hielo también quema.
AMAR - (T)
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