jueves, noviembre 14, 2013

NO SOY YO, ERES TU.

Vas llenando tu cabeza de cosas vacías de sentido. Inflas globos de aire para intentar lanzarlos contra los problemas. Es entonces cuando ves que estás cambiando, todo lo que está a tu alrededor es nuevo. Tu mente se abre y sientes como cada día eres más tú y menos el que creías ser. Abres los ojos una mañana y no eres capaz de reconocer aquella bicicleta ya oxidada con la que vivías aventuras cada noche.  Tus huesos se han vuelto resistentes a los golpes, has ganado energía para aguantar los gritos dentro del pecho y dignidad para levantarte del suelo después de cada paliza.
Llegan las diez y dejas tu mente volar. Separas tus sentimientos de tu alma y te dejas llevar en un vals de gritos que se alarga hasta media noche. Dejas de preguntarte el por qué y pasas a asentir después de cada insulto.
Solías pintarte las uñas al despertarte, ducharte y maquillarte. Era tu ritual para curar con mimo todas las heridas de la noche anterior. Primero abrías el agua caliente hasta que volvías a sentir que estabas viva. Dejabas que inundara tu boca para después escupir como si quisieras echar todo lo malo de tu vida en una bocanada de aire. Respirabas hasta marearte, cerrabas los ojos y volvías a ser esa princesa del norte del país de los sueños. Aprendiste a entender que como tú nadie te va a querer. Unas flores en el trabajo acompañadas de un paquete de tiritas y un descuento para la próxima ambulancia. Una invitación a morir lentamente, un veneno que te consume por las noches. Tenías tu dosis de arsénico de postre.
Te amaba con más locura de la que el amor mismo puede soportar. Cuando dejas de amar, cuando dejas de sentir y pasas a necesitar. Amar y matar solo se diferencian en una letra y el límite de la realidad está donde lo quieras pintar. Pudiste entenderlo todo, pudiste romper las barreras de una vida normal y pasar a vivir su vida. Pudiste entregar cada una de tus sonrisas a sus golpes, tenías la ilusión para cambiar el mundo y una sola persona cambio toda tu vida. Te arrancaron hasta la última gota de felicidad mientras te intentaban convertir en la reina de la nada. No quedaban vendas con las que tapar tus ojos. Cerraste tu vida con cera caliente y un beso de buenas noches. Te envolviste en una manta eterna de protección, te protegiste de ti misma durante años. Ahora tienes que protegerte del recuerdo de tu escudo.

Ahora que sabes con el fuego no se puede jugar tienes que aprender que el hielo también quema.

AMAR - (T)


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